Por Nathalia Zarama
Por esos días, es normal que el miedo, la angustia, el temor, las dudas y las preguntas, estén invadiendo nuestra mente, nuestro corazón, nuestro cuerpo y nuestro espíritu; nos podemos sentir cansados, enfermos y angustiados sin saber qué camino tomar y sin encontrar una respuesta o una solución clara a esta pandemia, una crisis que tiene nombre propio: coronavirus COVID-19 y que la padecemos como una realidad mundial.
Esas emociones y sentimientos que pueden pasar de la esperanza a la frustración en una milésima de segundo son tan normales como nuestra experiencia humana y en su sentido más holístico esta situación que estamos enfrentando hace parte de nuestra evolución como seres, enseñándonos con cada acción que la vida es más de lo que hemos vivido.
Este grito de auxilio que se escucha como eco en nuestro planeta es un llamado a la acción, es la invitación a dejar de pensar como individuo y comenzar a hacerlo en colectivo, porque esta pandemia si algo nos está dejando claro es, que todo lo que hace una persona afecta a los demás; y justamente ese es el lema que se profesa en los discursos de los gobiernos en el mundo cuando invitan al autocuidado porque si te cuidas tú, estás cuidando a tu entorno, y desde otra perspectiva, ese acto tan simple y sencillo es una demostración de amor propio y de amor a otros.
@NathaliaZarama